Hay que ir predispuesto. Predispuesto a pasarla muy bien. La Fiesta de El Yerbiao, que comienza mañana a las 11 y se extiende hasta la siguiente salida del sol, es un clásico estival. Este acontecimiento ofrece la oportunidad de vivir las tradiciones vallistas de una manera única.
“Arranca temprano”, dice Jorge Alberto “Truquía” Gutiérrez. Su palabra está avalada por la credencial de participante asiduo de la fiesta que se celebra desde 1980. “Si se va a pie -la otra modalidad es ascender a caballo- hay que salir al alba, no más tarde de las seis de la mañana, porque en el camino tenemos dos cuestas. Cada una de ellas lleva más o menos una hora”, calcula “Truquía” tras precisar que los lugareños, que están acostumbrados a las exigencias de la subida, hacen el trayecto con mayor rapidez. Después de la trepada todavía hay que recorrer un llano para llegar hasta la zona de La Ciénaga, sede de El Yerbiao.
El horario de salida sugerido considera dos cuestiones: uno, el deseo de llegar a tiempo para el comienzo de la fiesta, y, dos, la necesidad de evitar el sol arrasador. En cuanto a la alternativa de ir sobre “cuatro patas”, “Truquía” explica: “los caballos tienen que ser de acá porque conocen los senderos, que son muy estrechos”. Y ejemplifica: “no se puede subir con un peruano”.
Los que quieren asistir, pero no desean hacerlo solos, disponen de la posibilidad de unirse a la manada que tiene previsto juntarse a las 4 de la mañana al pie de La Cuesta. Para ubicar este punto, sólo hay que preguntar a un lugareño (en cualquier caso y para mayor información, conviene consultar en La Casa del Turista -peatonal Los Faroles sin número-).
También se organizan cabalgatas grupales. Ir en caballo supone un viaje de casi dos horas y media. Al respecto, “Truquía” especifica que arriba es necesario “estacionar” los animales con un cuidador para que al regreso no haya confusiones. “La gente a veces toma mucho (alcohol) y se sube a cualquiera montura”, previene.
Sin 4 AM
Una vez en La Ciénaga, hay que preparar la vista y el paladar. La primera, para disfrutar del espectacular paisaje a 2.800 metros de altura sobre el nivel del mar; la segunda, para los “yerbiaos” que desde temprano empiezan a circular por el predio. “No se los puede rechazar porque son un brindis con La Pachamama”, ilustra “Truquía”. Antes de continuar, se hace preciso explicar que el “yerbiao” es una versión del mate, que, además de los ingredientes tradicionales, lleva hierbas de la región, como la muña muña, y alcohol etílico. Aunque la mezcla intimide un poco, “Truquía” asegura que en la altura resulta de lo más llevadera.
La fiesta es inaugurada con la yerra de vacunos. “Marcada, numerada y, ya que estamos, vacunada”, detalla el empleado de la Municipalidad tafinista. El almuerzo se pone a punto a partir de las 12. Asado de cordero, empanadas, tira de carne criolla y sándwiches de milanesa calman el hambre de la concurrencia de “El Yerbiao”. En principio, una docena de empanadas sale $ 50 y un sándwich, $ 20. Para beber hay gaseosas, vino, cerveza y fernet, todos a precio “de almacén”.
El acontecimiento prosigue con la doma y la jineteada. En este número intervienen animales de la zona, que son amansados para el uso cotidiano. Esta segunda parte sucede simultáneamente con la presentación de músicos. Entre los confirmados para mañana están “Rufo” Navarro y Daniel Chocobar.
“Por la tarde, cuando el sol besa el césped, nos trasladamos hasta la ex escuela, porque es más cómodo. Allí hay baños y un salón cerrado”, informa “Truquía”. Puertas adentro ya no circula el “yerbiao”, pero la fiesta sigue sin barrera de las 4 AM que interrumpa. En la ex escuela se baila como antes: hasta el amanecer.
UTILÍSIMO
- DORMIR AHÍ.- Bajar de La Ciénaga durante la tarde no suele ser buena idea. Descender a oscuras es peligroso y, aunque no parezca, cansa más que la subida. La mejor opción es dormir arriba y regresar el domingo. Ojo, allí no hay albergues ni hostales. Por ende, se impone llevar la carpa y bolsa de dormir.
- BUEN CALZADO.- Zapatillas o alpargatas que se adhieran bien a la tierra son el calzado ideal para El Yerbiao. Los zapatos, en cambio, están totalmente de más.
- ABRIGO.- Los conocedores calculan que en La Ciénaga hace dos grados menos que en Tafí. Una campera resulta esencial cuando se esconde el sol.
- PROVISIONES.- Los que no conciben un asado sin pan deben saber que este escasea arriba. Por ende, se aconseja llevar una hogaza en la mochila. Lo mismo sucede con caramelos y cigarrillos. En cambio, los pobladores de La Ciénaga ofrecen con gusto agua caliente para rellenar el termo.
- IMPERMEABLE.- La fiesta no se suspende por mal tiempo. Si llueve, el chaparrón a lo sumo dura 10 minutos, plazo justo para sacar el impermeable o rompeviento.